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Alba Cayuelas - Escritora y correctora

Trucos para vender en Ferias y firmas III: ser observador

Ser observador

Por si todavía no lo has experimentado, vender libros en una Feria puede resultar una aventura en sí misma. Imagina a todas esas personas paseando de una caseta a otra, como si estuvieran en un buffet literario, y tú estás ahí, con tu libro en la mano, lista para convencerlos de que tu obra es el plato fuerte que necesitan. Pero ¿cómo lo logras? La clave no está solo en sonreír (aunque ya vimos que es la primera arma con la que contamos). El verdadero secreto es ser observador.

Exacto. Observar es tu mejor superpoder en una Feria o firma de libros. No te preocupes, no necesitas convertirte en espía profesional, pero afinar tus habilidades de observación puede hacer maravillas.

Vamos a hablar de cómo ser observador puede ayudarte a conectar mejor con los lectores, hacerlos sonreír y, por supuesto, vender más libros sin parecer que estás usando trucos mágicos.

¿Por qué es tan importante ser observador?

Imagina esto: estás en tu caseta, con la mejor postura corporal (de la que hablamos antes, ¿recuerdas?), pero ¿qué estás viendo realmente? Si estás más concentrada en tu móvil que en lo que sucede a tu alrededor, te estás perdiendo algo crucial: las personas (y tus posibles futuros lectores). Ser observadora significa estar atenta a lo que sucede a tu alrededor, captar las vibras de la gente y reconocer esas pequeñas señales que te dicen quién podría estar interesado en tu libro.

Es como si te convirtieras en una detective literaria. ¿Ves a alguien que se detiene un segundo más frente a tu caseta? Esa es tu señal para iniciar una conversación. ¿Alguien hojea un libro de un género similar al tuyo o con los mismos clichés o tropos? ¡Ahí tienes una oportunidad! Si no observas y analizas lo que ves, esas oportunidades pueden pasar frente a tus ojos sin que te des cuenta.

Lee el ambiente y adáptate como una camaleona

Ser observador también significa entender el ambiente en general. Cada Feria del libro tiene su propia energía y ritmo. Algunas son más relajadas, casi como un paseo por el parque, mientras que otras parecen una carrera de velocidad por conseguir todas esas firmas en tus libros preferidos (¿te suena haber visto a lectoras con maletas cargadas de libros de un lado para otro por la Feria de Madrid? Imagínate cuánto tienen que correr, teniendo en cuenta que todas las firmas coinciden en hora pero no en zona).

Saber adaptarte a ese ambiente es clave.

Si estás en un evento donde todo es muy tranquilo y la gente se mueve con calma, es posible que necesites suavizar tu discurso de ventas. Una charla amigable y un enfoque menos agresivo podrían ser lo ideal. Pero si estás en un lugar donde todo el mundo parece estar en modo «compra rápida», entonces tu estrategia deberá ser más dinámica y directa. Ajustar tu enfoque a lo que está pasando a tu alrededor te hará destacar.

La psicología del observador: detecta a tus posibles lectores

Vamos a lo divertido: leer a la gente. No me refiero a leer la mente (aunque eso sería alucinantemente útil), sino a entender un poco de su psicología a través de la observación. Observar con atención te ayuda a identificar a tus posibles lectores. No todos los que pasan por tu caseta buscan lo mismo, y aquí es donde entra tu ojo de halcón.

Observa cómo se comportan frente a ti, los libros que ojean, que comentan con sus acompañantes, con los que sueltan un gritito agudo al verlos… Así podrás saber si el género que tú escribes les puede interesar.

Deberías estar atenta de todo el que pasa, y no solo por delante de la caseta, sino también de esos que están todavía a dos casetas de distancia y que, por su aspecto físico, edad, libros que ojeen o incluso que lleven en las manos… pienses que el tuyo les puede interesar, y estar preparada para, cuando pasen por delante de ti, asaltarlos.

Quizás asaltar no sea la palabra idónea, pero, bueno, nos hemos entendido 😉.

Si alguien pasa rápidamente, pero su mirada se detiene por un segundo en tu portada, esa es tu oportunidad para un «¡Hola! ¿Te gusta la romántica/fantasía/inserta aquí tu género?». Ahí ya has captado su atención sin ser invasiva.

Ser observadora significa captar esas señales sutiles que te dicen cuándo y cómo interactuar.

No subestimes el poder del small talk

Como hemos dicho en el apartado anterior, observar también te permite identificar oportunidades para iniciar esas pequeñas conversaciones casuales que parecen inofensivas, pero que pueden terminar en una venta. Ver a alguien con una camiseta de su grupo favorito o con un libro que te gusta en la mano son puntos perfectos para iniciar una conversación. Ese tipo de small talk rompe el hielo y te permite acercarte de manera natural.

Recuerda que ser observador no solo se trata de ver, sino de escuchar. ¿Alguien menciona que le encanta la fantasía, que quiere iniciarse en tu género o que está buscando una lectura ligera para las vacaciones? ¡Bingo! Ahí es donde entras tú con una recomendación perfecta.

Aprovecha el «efecto multitud»

Ser observador también te ayuda a utilizar el famoso «efecto multitud» a tu favor. Si ves que varias personas empiezan a interesarse en tu caseta, aunque sea solo para mirar, ¡eso es una mina! La gente tiene la tendencia de querer ver qué es lo que otros están viendo. Así que, si logras captar a unas cuantas personas, no te sorprendas si de repente tu caseta se llena como si estuvieras regalando oro (bueno, en realidad, estás ofreciendo algo mucho mejor: una buena historia).

Mantén esa observación constante para intuir cuándo es el momento idóneo de resaltar algo único de tu libro que podría enganchar a más de los presentes.

Conclusión: ser observador es tu mejor amigo

En resumen, observar con atención es una de las mejores habilidades que puedes desarrollar como autora en una Feria del libro. No se trata solo de vender tu libro, sino de entender a las personas a tu alrededor, leer el ambiente y adaptar tu enfoque a cada situación.

Así que, la próxima vez que estés en una Feria, recuerda ponerte en modo ninja: observa, escucha y actúa en el momento preciso. Con un poco de práctica, verás como el arte de la observación hace maravillas por tus ventas (y quizá también por tus futuras novelas).

Y como buenas escritoras, lo nuestro son las palabras, ¿verdad? Por ello, la próxima semana hablaremos, por fin, de tu elevator pitch o discurso de ventas. ¡Aquí te espero!

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